24/6/09

LILA Y LAS COSAS QUE AMA



Lila tenía ganas de alas de libélula, de cola de lagarto, de uñas de zorro y de penacho de quetzal. Sus ganas eran locas y lamía su piel buscando sus otros poros. A Lila le daba ganas ese acantilado, esa roca al sol, aquel gallinero, aquel recuerdo. Sus ganas a nadie se las decía, sólo con sus ojos de sorda miraba el salero en la mesa, sin percatarse de que alguno de sus hermanos la pedía. A Lila las ganas no se le quitan, ni aunque la empujen para que reaccione y ande más despierta en la comida, ni aunque le toque lavar los platos y el agua enfríe sus vellos, ni aunque se refleje en las cucharas y compruebe que sigue sin mutar de piel ni extremidades. Lila es así, ajena al desgane terrenal, paciente. Y cierra sus ojos mientras activa su radar de murciélago y todos los ruidos le crean la imagen de la cocina.







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23/6/09

NIGHTMARE


Esa noche el escarabajo soñó que despertaba convertido en un hombre llamado Gregorio Samsa que soñaba que despertaba convertido en un escritor llamado Franz Kafka que soñaba que despertaba convertido en un malviviente llamado D que soñaba que despertaba convertido en un escarabajo que soñó que despertaba y fumaba y leía y entonces se acongojaba y soñaba que soñaba. Y soñaba.






Danner González-Bravo

22/6/09

LECTURAS CUTÁNEAS


Era una mujer de letras. Lo que más he disfrutado es leer sus piernas cuando trae medias negras, pues a la presión con la piel, en el recorrido, a veces se leen palabras y hasta frases enteras. Hecha de letras, es una babel de alargadas torres con una catedral para las misas más largas. Es la única que me ha hincado, puesto de rodillas, casi al punto del rezo, en alabanza total, es mi meca de piel y mi libro sagrado. Lo mejor es que cada que se baña la sopa de letras se mueve y vuelve a ser un mapa jugoso para mi devoción de fiel lector.





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VOLCÁN DE LUCIÉRNAGAS II


Mis cántaros escaparon y se convirtieron en juguetes del río, iban y venían, el viento se hizo al juego, las ramas a la melodía y los oídos al susurro del río. ¡Todas las luciérnagas fueron llegando una a una hasta que la luz estalló sobre las sombras! El silencio malicioso ocultó la osadía, ellas… se quedaron quietas para confundirse con las estrellas; el volcán bajo el tono de su voz y arrulló al sueño convirtiéndolo en niño, y así pudo jugar con la noche, antes de que partiera. Levanté la mirada y tomé su mano, caminamos por la orilla de sus juegos hasta que se cansó y me dejó a solas, por eso pude sorprender a la luna seduciendo al sol y el sol a la luna, ella enrojeció de vergüenza… yo… le dije, sólo vine por agua, no se lo digas a nadie luna, que no se sepa… que no lo sepan…





Arcelia del Ángel

VOLCÁN DE LUCIÉRNAGAS I


La noche que se oyó el volcán, se oyeron muchas otras cosas… como susurros dentro de la tierra.
El calor creció hasta incendiar las buenas costumbres y la calma; por eso la lengua se meció como una hoja de otoño y se resquebrajaba hasta confundirse con el tabaco, entonces el humo salió por el manto de la piel floreciendo poco a poco con la transpiración de muchos deseos viejos… buenos como el ámbar; por la sed, llevé dos cántaros vacíos, para llenarlos con frescura. Fue cuando los ojos tropezaron con las sombras, y las hormigas nerviosas corrieron entre los dedos, los tobillos, hasta subir a las piernas.
Las huellas se negaron a seguir, porque las piedras se removieron, para mostrar el río.
Un árbol me detuvo por la espalda… firme y tierno, sus ramas me abrazaron, tal vez… para que no me diera miedo; se desprendieron muchas flores del huele de noche y bajé con ellas para rozar con los labios la miel que subió por la garganta. Me tendí sobre la hierba… y los pies violentos peces, recibieron el torrente, después al vientre y creyéndose marea, cubrió el pecho agitado como lo hacen las olas sobre la arena.





Arcelia del Ángel

HECATOMBE


Eco estaba rivera arriba. Empezó todo con los toros, la gente de tapete, las cabezas rodaban. El grito uno, la plegaria seca. Terminó con la erupción, la lava, la cama de fuego en la que se acostaron todos, prados, casas, calles, rincones, ojos abiertos. Eco veía su sueño, ahora en tiempo y espacio lejos de lo onírico. Se sintió Casandra, Clío y una Penélope viuda. La grieta se tragó a su pueblo y como nadie supo de la hecatombe, Eco se dedicó a repetir aquel augurio mal oído.








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LA ESCRITORA DE NOMBRES


No le iba a poner ni María, ni Eva, ni Yocasta. Tenía que ser algo entre Tei, Ata o Birmania. Un juguete de significados. Una cuna para la palabra más hermosa. Un criptograma de vida. Por eso quemó los diccionarios, enciclopedias y manuales. Adiós obras de teatro, antologías, novelas y revistas. No le iba a poner Dolores, no Casta, ni Prudencia. Tenía que sonar, sonar, como suenas tú.






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19/6/09

OROPÉNDOLA


En las mañanas despiertan por los rayo del ventanal-tragaluz. El edredón es un nido. En las noches duermen viendo las estrellas tras el vidrio. Las almohadas son un aeropuerto. Cuando a ella la operaron y convalecía, la vista era su compañera mientras él hacía de todo para mantener la casa. Allá, tras unos árboles descubrió a la pareja de oropéndolas. Los vio construir esa cuna de ramas y lodo. Y vio despegar a las crías. Fue impactante cuando la hembra enfermó y se pasaba el día en el nido. Es como si viera su vida. Pensó en poner unas cortinas para tenerlas cerradas y no saber si sanaba el ave, o de plano saber cuándo cerrar el telón.





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STROPHALOS



En su casa sólo hay tres libros: Maellus maleficarum, Teogonía y Macbeth, los tres firmados por los autores. Tres mascotas que no se separan se su larga falda: la perra, la rana y la serpiente. Y sólo hay tres puertas, tres ventanas y tres cunas, para cada una de sus hijas, esa norna, moira y parca: Urd, lo que ha ocurrido, Verdandi, lo que ocurre ahora, y Skuld, lo que es necesario que suceda. Hécate no sabe dormir. Ha sembrado a modo de jardín un triángulo: un álamo negro junto a un ciprés, junto a un sauce, pero los tres son solo un árbol: Yggdrasil. Y se le pasa el tiempo al mismo tiempo, como madre de los caminos, hermana de la noche e hija de la brujería. Y tal perece que su casa laberinto la tiene bien atrapada o entretenida, pues van años que no se le ve por aquí.









Eva Mondragón

LA FLOREADA JARDINERA II


Estoy un poco sorprendida porque fui a visitar a mis padres y me llevé la sorpresa de que han comprado dos ataúdes y los tienen guardados en su cuarto. Al cuestionarles por semejante locura, me dieron la práctica explicación de que “son para irse acostumbrando y así poco a poco ir sufragando gastos y no dejarles penas y desembolsos”. A pesar de mi asombro me pareció sensato el asunto y pensé: “Yo no tendría mi ataúd en mi cuarto para nada, pero en fin, tiene lógica la idea”. Pero lo que no tiene lógica es la familia de mi esposo, ¡esos sí se pasan!
Imagínate, la abuela murió y tal cual la tienen enterrada en el jardín, le pusieron una jardinera encima con muchas flores. A mí miedo me da pasar por ahí, se me hace muy tétrico tener a la mamá-abuela tres metros abajo y para colmo la jardinera es el centro de las fiestas. La usan para sentarse y poner los vasos, a veces los he visto poniendo rehiletes y platicar con las flores, ¡están verdaderamente chiflados!
Sea como sea, es fascinante asomarse a la ventana y descubrir cómo te miran los otros.





Colibrí de Caranalio

LAS ELFAS



…y resulta que las elfas brincan en las camas para demostrarte su efusión, corren en los pasillos y bailan en las paradas de los camiones /… y resulta que las elfas invaden los andenes de las estaciones del año y los colores del baile apasionado de la “palomita blanca” con olor a mariachi /…y resulta que las elfas son estatuas, modelos, perfectas, hermosísimas y esencia de la feminidad que nutre pinceles y metal, platina o megapixeles /… y resulta que las elfas también escriben, y cantan y disfrutan la lluvia y de vez en cuando bordan y tejen cascabeles y sueños en sus floridos trajes /… y resulta que las elfas a veces son sonámbulas y viven soñando o sueñan viviendo /… y resulta que las elfas vierten sus verdades, sus miedos, mitos y misterios en pedazos de papel, encapsulan las sensaciones en letras, en garabatos y extraños dibujos y pinturas, en cien palabras que son siempre cien, aunque sean 191 y Pitágoras se haya equivocado respecto de los números. Este es un tributo a las elfas: a todas las elfas que escriben, bailan, sueñan, pintan, y crean…





Colibrí de Caranalio

15/6/09

EL DIARIO ABSOLUTO


El día de su nacimiento, una mujer recibe como obsequio un diario mágico. Éste tiene la asombrosa facultad de registrar con objetividad absoluta los acontecimientos de su vida. (Digamos por ejemplo –con la insuficiencia de realismo que nos comporta la falta de esa magia– que ante la acción de lavarse las manos, el diario registra la cantidad exacta de agua que cae, su composición química y bacteriana, la calidad y cantidad de átomos en el aire, la percepción del olor, los pensamientos del momento, las reacciones neuroquímicas que los posibilitan, la precisa cantidad de sangre que recorre su pie derecho en ese momento y al siguiente… entre otros impensables eventos.) Hacia el final de su vida, la mujer acomete la titánica tarea de leer por vez primera el diario. Éste no ha acabado de describir el primer segundo del nacimiento.






Aldebarán Toledo

EL MAPA CIRCULAR


La primera mitad del mapa se desplegó sobre la pared. La bala que atravesó a Octavio marcó en el tabique, con precisión abstracta, el punto de partida. Se dibujaron rojos los espacios a sortear y entre los oblongos y enmarañados intersticios los bandidos reconocieron con vaguedad el primer segmento de la ruta que conducía a la gratificación de su codicia. El segundo disparo disgregó el rubor del cuerpo de Julia, imprimiendo la segunda mitad del mapa. La bala marcó con precisión concreta el punto donde se encontraba el tesoro.











Aldebarán Toledo

DIARIO DE GUERRA (2)


[La orden fue precisa: el juego ha terminado. –A. Castañeda]

24 de agosto de 2006.


Lo perseguí por todo el suelo de terracería. Había perdido su arma y no le quedó de otra que correr como loco. A la distancia que aún nos separaba sólo pude escuchar los casi chillantes ruidos de su boca. Hizo mucho calor hoy. Mientras él trataba de subir por la pequeña colina de escombros tuve una oportunidad de disparo. Apreté el gatillo y le di justo en la espalda. Cayó y rodó un poco sobre las piedras deformes. Corrí hasta donde estaba y justo sobre de él vacié toda la pistola mientras él sólo gritaba “aaah”. Luego se quedó quieto. En su camisa y su cara empapadas se adherían costras de tierra y escombro. Sus ojos inusualmente abiertos me miraban sin pestañear, como si estuvieran tiesos.






Aldebarán Toledo

DIARIO DE GUERRA (1)

25 de julio de 1989.


… Lo perseguí por todo el suelo de terracería. Había perdido su arma y no le quedó de otra que correr como loco. A la distancia que aún nos separaba sólo pude escuchar los casi chillantes ruidos de su boca. Hizo mucho calor hoy. Mientras él trataba de subir por la pequeña colina de escombros tuve una oportunidad de disparo. Apreté el gatillo y le di justo en la espalda. Cayó y rodó un poco sobre las piedras deformes. Corrí hasta donde estaba y justo sobre de él vacié toda la pistola mientras él sólo gritaba “aaah”. Luego se quedó quieto. En su camisa y su cara empapadas se adherían costras de tierra y escombro. Sus ojos inusualmente abiertos me miraban sin pestañear, como si estuvieran tiesos.
Mi mamá gritó que ya se estaba haciendo de noche y que nos metiéramos a la casa. Mi hermano se levantó, se quitó la camisa mojada y la exprimió mientras me sonreía. “La próxima vez me toca a mí usar esa pistola”, dijo.







Aldebarán Toledo

10/6/09

FILOSOFÍA FRANCESA


Jamás Descartes escribió cogito ergo sum. Léase bien El Discurso sobre el método, sobre todo el original en francés. Ya en las primeras páginas René reniega del latín, con lo cual la famosa frase, quién sabe por quién fue dada a la pedantería de los intelectuales como algo erudito en latín. Nació en francés puro y duro: Je pense, donc je suis.







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APARICIÓN


Ella pasó en el momento justo en que él, cansado de buscarla en cada ciudad, en cada rostro, cansado de imaginar que pasaría alguna vez por la calle del café del faro, decidió clavar su mirada en el libro que tenía pendiente. El cigarro encendido solamente era un pretexto.














Danner González-Bravo

8/6/09

OFRENDA QUE SE COME


Es la piedra, es la tinta, las que narran.
No hay palabras. Acaso algo parecido al eco.
Vamos a suponer que lo que se calcó es el alma de la lámina, de la estela, y de la artista que las trabajó.
Hoy tus ojos se deslizan por estas calcografías que estuvieron años guardadas, casi perdiéndose en el tiempo. Pero no. Como todo buen tesoro, fue descubierto. Redescubiertas.
En sí, vives un viaje en el tiempo gráfico y también un saludo y homenaje a su autora.
Lo que hizo no sólo fue rescate, de eso que es raíz, nuestra, sino que consolido un privilegio estético. Cada calcografía es hermosa, limpia, exacta, laberinto y deleite.
Es como si mi abuela hubiera cocinado algo que sólo se come con los ojos, se condimenta con historia y se acompaña con los elementos de la tierra trabajando juntos.
No es viaje, es regreso, es poner de nuevo afuera eso que nació para exponerse, para ser devorado por todos los comensales que entienden de eco, tinta y piedra.





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INTRASCENDENCIA



Trató de llegar a mi vida, pero el “tú me entiendes” lo evitó porque yo buscaba comunicación y sus palabras nacientes sólo exigían el final de las mías.
Trató de iluminar mi vida hablando de mil cosas, pero sólo ocupaba cuatrocientas, porque con el “tú me entiendes” se brincaba hasta el final (De tener mensaje, seguramente las seiscientas hubiesen tenido voz, pero…).
Y mi romance terminó.
Y cuando sus palabras ya no necesitaron de las mías, las mías empezaron a conocer lo que vale transitar desde un principio que, por ser completo y recíproco, vale bien seguirlo hasta el final.








María Esther Cardeña Gasca

AVISO DE OPORTUNIDADES



Sección de varios.

Se busca estilo literario.
-perdido entre las letras-
Ofrezco recompensa.
Llenar con palabras
las hojas blancas
buscándo tu corazón.













Alberto Calderón

CONFUSIÓN


Sorprendido lo dijo que estaba igual que hace treinta años, ¡no lo podía creer!, quiso explicar, la emoción del amigo no lo permitió, al verlo alejarse con sus pasos lentos, supo tantas cosas de su padre.



















Alberto Calderón

DOS



Cada verano regresaba a los riscos donde las olas rompen con fuerza para encontrarse con la mujer de ojos color de mar.




















Alberto Calderón

TV



Se pasaba el día trabajando y la noche viendo televisión, cansado de esto la apagó.




















Alberto Calderón

UNA VEZ MÁS


Quería cambiar el mundo y lo logró cuando cerró la puerta de su casa.




Alberto Calderón

4/6/09

TRES


A la puerta llaman tres veces. Tres golpes de puño. Tres grados. Tres puntos.
Tres colores: libertad, igualdad, fraternidad.
Tres veces te engañé. Tres veces mojado. Tres veces masón.
El piramidión. El ojo que todo lo ve. El billete de a dólar. La conspiración.
Hijo de Bush, pintito.
Dan Brown y la venganza de los illuminati.
Construir a cal y canto, el Templo de Salomón.
Los caballeros de Colón.
El club Bilderberg.
El nuevo orden mundial.
La conspiración.
Hangar 18. Área 51.
Jaime Maussan, UFOlogo profesional.
Juan Chía, escéptico profesional.
Nino Canún.
Aguántame el corte.








Fernando C. Finck

1/6/09

CADÁVER


No verás en mi lápida ningún caro data vermibus, no seré carne dada a los gusanos. Lo que sí es que desde que nací voy en la espiral de la vida, que aunque es como el adn, más escalera que resbaladilla, uno cae, y por ende, voy cayendo. Pero desde ese inicio la tierra me ha sido leve, sit tibi terra levis. Ahora que me ves, y que ves mi cadáver y no a mí, requiescat in pace tú y tu carbón. Que como me ves, te ves, aunque nadie te vea. Por ello te regalo el paisaje de mis huesos, y la fortaleza que guardan. El resultado, lo enterraremos en estas palabras y no haremos ninguna clase de funeral, que la vida es para morirla lento.










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CÓMO TE DESEO


Te deseo labios púrpuras para las madrugadas solitarias
Te deseo el cobijo en las calles frías
Te deseo la libertad de las almas perdidas
Te deseo el más poroso pan del almuerzo
Te deseo la boda en manta disfrazada de terciopelo
Te deseo mi nombre en el periódico de mañana


Te deseo el vino corriente de tu baño
Te deseo caramelo en lágrimas
Te deseo las palabras sin existir
Te deseo un arco iris en tus sábanas
Te deseo el corazón más palpitante
Te deseo para siempre
Te deseo,
Cómo te deseo.










Sagrario Callejas

MIA


Mía, con la cabeza hecha trizas, recordó aquel momento, en que lo conoció, ella no quiere olvidarlo.
Minutos antes lo negaba, la mirada tibia, el cielo despejado, sin luz sin sonido, sólo ella ahí, en el más absoluto silencio donde los pájaros no cantan, bostezan. Los árboles no existen porque el viento lleva su aroma, el sonido descansa. Sólo ella con esa mágica presencia que es un espejo, donde se mira, pero no se reconoce, porque son destellos.
Antes avanzó dos pasos y estuvo uno sobre el otro. Comenzó la plenitud. Ella recorrió su cuerpo y sintió la dulzura jamás descrita, recostó su cabeza sobre su hombro, anudó sus brazos hacia su espalda, sus ojos cerrados descansaron en el tiempo, sintió el borboteo de la nada y reposó con esa sensación de no querer salir, átomos en armonía, una sonrisa de paz, olvidó el movimiento del mundo, supo lo que es la eternidad, ella no lo provocó estuvo ahí y él con ella, sutil como siempre. Una orden la regresó, casi cae.
Aún siente la presencia y su cuerpo se estremece al recordar. Dejó un tatuaje, que llevará siempre en su nombre.






Ana Fragoso

LÁGRIMAS DE PLÁSTICO AZUL


La bautizaron como Utopía y de utopías vivía, pero en la última, no supo cuánto tiempo esperó en la parada de camión, su reloj marcaba ya las 9 pm, pronto le dieron las 12, cuando fueron las 3 la desesperación llegó. Lágrimas de plástico azul, rodando por la escalera, labios de papel de fumar, sabios que no saben nada, tarareaba una canción para no pensar, pero las lágrimas no pensaron en ella y salieron despavoridas por las comisuras de sus párpados. Con la misma angustia la masacró el alba, sin pensar en Utopía quien yacía muerta en vida a la madrugada.






Sagrario Callejas

POEMA III


Engáñame, di que eres mío
comprende, soy la sombra de tus ojos,
la compañera de tu boca.
Di que eres el afiche de la madrugada
di que eres sólo un botón de mi camisa.
Di, a los cuántos cafés dejamos de ser amantes,
para empezar a ser desconocidos.







Sagrario Callejas