Demasiado licor ayer, me dijo, cuando el sol clandestino arribó en nuestras sábanas. Había regresado de una ciudad lejana, arrobadora, elegante; zapatillas rojas, boina negra y un Delicado apenas rozando sus dedos.
La pasión es una ruina, mi sangre en su persecución de años de no verla:
Fatuo, la espero, insolente se deja esperar.
Cenamos,
bebemos,
llueve,
corremos,
permite que la ame.
Demasiado licor, demasiada noche y demasiado amor,
pero en el luego de la mañana, sólo me quedó la quimera del desamparo.
La pasión es una ruina, mi sangre en su persecución de años de no verla:
Fatuo, la espero, insolente se deja esperar.
Cenamos,
bebemos,
llueve,
corremos,
permite que la ame.
Demasiado licor, demasiada noche y demasiado amor,
pero en el luego de la mañana, sólo me quedó la quimera del desamparo.
Sagrario Callejas
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