Ahí, con la vista al horizonte que se va tras repetir fervientemente lo que hayas pensado, lo que hayas sentido, lo que quieras seguir. Esto es para tu espíritu. Luego dirás a tu cuerpo lo siguiente – Oh venerado: aquí se separan nuestros caminos, te pido y te doy gracias por ser compañero mío sin merecerlo yo, tu materia modelable para cumplir nuestro camino, nuestro deseo. – Recuerda que tiene que ser más pequeño para que toda aquella materia pase a la Tierra y ahí se estabilice sin hacer daño. Inmediatamente saltarás del peñasco negro, el que está precisamente en la punta oeste del precipicio del monte quebrado.
M. D.
1 comentarios:
Bienvenido M.D.
Espero no sea el único relato que nos llegue de ti.
Saludos de /\\/
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