El cazador regresó con el ocaso, colocó la presa sobre la mesa y dijo: Traje a Dios para cenar. Los niños miraron el bulto y luego a la madre, que replicó: Mejor hubiera sido que trajeras una liebre; tienen más carne y su piel curtida se paga bien en los mercados.
Aldebarán Toledo
1 comentarios:
Interesante.
Humor negro... simpre efectivo.
Kenjiro Ramírez.
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