Como aún no se siente poeta ni tiene kimono, al poeta le da por cantar todas las tardes para no deprimirse. Engola la voz y entona: Aserejé ja de jé de jebe tu de jebere sebi nouva majabi an de bugui an de buididipí. Baila hasta caer rendido y sudoroso. Luego se toca. Y duerme.
Danner González-Bravo
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