22/8/08

ANOCHECER



Junto al papel en blanco una mosca. El anaranjado de la puesta de sol y el aire de agosto secan su escote del sudor frío, ve difuminarse ese rojizo en azul.
-Es hermoso, verdad Sandra, vámonos-
Baja la mirada, sigue su hoja blanca allí, donde tuvo el lápiz, cenizas.
Sandra mira a la niña –Cada día vienes más temprano-.
El silencio está por caer. Con ira Sandra golpea la mesa, ni la mosca ni la hoja se mueven, la niña toma la mosca entre sus dedos -Ayer volaba-.
-Ayer todavía la oí llorar-
–Vámonos-
–Quise despedirme- Sandra comienza a deformarse, su rostro se engarrota, la boca babea, se enchueca toda al tiempo que sus ojos se desorbitan.
-Lo sé, no pudiste escribir ni un adiós, el veneno te consumió muy rápido-.
Ya es de noche, en la planta baja una mujer sale, en su andar aún vemos el dolor. Sandra ya con la lengua de fuera, logra decir –Mamá, sigo aquí-
La niña la toma de la mano.
-Ya te acostumbrarás- le dice -es natural, apenas tienes tres días de muerta.




Aarón I. Campos

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