28/4/09

I


Irina va a ser uno de mis personajes. Ella es, hasta ahora, hija del guardafaro de la isla Bermejo, pero va a ser mucho más. Habrá amor en su vida, y decisiones insólitas. Pero sobre todo paciencia para con el mundo. Será como la mamá de Moisés, que puso todo lo importante en una cesta, pero tendrá un océano en vez de un río. Y no creo poner a una madre de Ramses recibiendo la canasta. Pero lo más bonito de Irina es que la voy a llamar Iri de cariño, capicúa simpático, y acabará sencillamente como i, ideograma de un faro, de la luz que guía, delgada y alta, aún con la isla hundiéndosele.







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FILOSOFÍA DEFEÑA



-¿Qué le dijo la ciudad a la influenza?
-Mira como tiemblo.

















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23/4/09

LA MAMÁ DE PEGASO Y LA HERMANA DE CRONOS


Lo que no sabe la historia es que en realidad no tenía serpientes en vez de cabello, sino ideas, pensamientos y juicios. Era inteligente y por usar la cabeza nació la metáfora. Mujer que piense, qué le corten la cabeza, o vénzanla con su propio reflejo, mejor arma que un espejo no hay. Es la fecha que nuestro enemigo son nuestros ojos, olvidamos cómo convertir con ellos en piedra. Por eso Justicia se los sacó, y usa espada y balanza. Juntas, a veces, las veo tomarse un café o salir de compras, una con su lazarillo, la otra con una pañoleta en la cabeza - se rapó a coco- como si tuviera cáncer.










Eva Mondragón

ADIÓS POLAROID ( I )


Así versaba el título del artículo que leías. Te acordaste de tu cámara, quién sabe en que momento se volvió nave espacial para tu hermano menor y te importó poco volver a usarla. Ahora, con los años, te percatas de la estima. Acabaste la licenciatura en Letras, no te titulaste, y trabajas cada que quieres como corrector de estilo, llevas ya diez novias formales desde la pollaroid. Y caes en cuenta que toda tu vida es una serie de cuentos. No has vivido la novela de tu vida. No hay tiempo, pura velocidad narrativa, pisar el acelerador al fondo, viajar por la carretera, sin apreciar el paisaje. Veloz Fittipaldi. Revisas el celular y ves las digitales que aprobaste tanto tú como tu actual novia. Sabes que al rato las guardas o las borras para nunca volver a leerlas.





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UNA TARDE DE TORMENTA


Mi papá me tomaba de la mano, el olor de la tierra mojada y del pasto a punto de retoñar me hizo asomarme a la ventana, entonces observamos la caída de la lluvia taumaturga:
La lluvia arreció, un rayo ―me dijo él ― Ese, el que escapó del río.

Tumbó un árbol y lo hizo tan fuerte que pareció que Dios se enojaba de nuestro morbo. Al rato, me dolía la cabeza por la luz eterna y el fragoroso ruido.

A la mañana siguiente se encontraron los destrozos de la tormenta, el árbol tapaba el paso de los cayucos, los pescadores echaron mano de hombres y mujeres fuertes para quitar el gran tronco, lográndolo durante el día.

La lluvia duró toda la semana, y días después seguía sin calmarse la tempestad. Luego fue cuando mi padre desapareció, se fue por el río una tarde de tormenta para regresar al rayo de vuelta.





Sagrario Callejas

DE VERDES


De verdes, lilas, amarillos azulados se tiñó el momento de los enamorados, hasta que Amada se curtió en un rojo limpio, casi lo puedes oler con tan sólo un roce sobre tus dedos pulcros, galvanizados en tinta china para los viejos pergaminos bañados en los tintos sabor uvas, canelas, vainillas, cafés y hasta granadas.

Un cenicero, rebosante de colillas y regado en amor es el testigo del desenlace abrupto, de la erupción del momento y las sonrisas grabadas en los labios de ellos, provenientes de las viejas villas, de las villas que ya no volverán.









Sagrario Callejas

QUE SE MARCHITE MI LADO DERECHO



Que se marchite mi lado derecho
si de ti, corazón
me olvido.









Sagrario Callejas

22/4/09

MATRIOSKA EVA


Estaba en la mecedora, indudablemente embarazada, redonda, casi agitada. Miró la colección de souvenirs de su abuela. Platitos de Francia, saleritos de Holanda, un mini Big Ben de Inglaterra, mascaritas de Italia. Y la conmovió a las lágrimas la matrioska de caperuza roja. Ella llevaba en su interior una muñeca, y al igual que ella, hace años su madre la había guardado dentro, y su abuela a ésta, y así. Muñecas dentro de muñecas. Todas las mujeres están rotas y se abren, sintió el punzón, como si Simone se lo susurrara. Dónde estaría la última, primer mujer entera sin división, sin muñequitas en su interior, la pieza primigenia, más pequeña que las demás, pero de una sola pieza.





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BODA A LA MOEBIUS



Jimena durante seis años fue novia de Paula. Las dos se amaron mucho pero decidieron separarse para nunca dejar de hacerlo. Paula se lo contó todo a Diego, su prometido y ambos la quisieron de madrina de lazo. Ella, divertida les dijo que en vez de lazo sería cinta, una de Moebius, y les explicó porqué, con trucos de magia y todo: la figura sin cara, la cinta sin borde, la división que duplica, y el simpático de los tres aros unidos gracias a dos cortes inversos de susodicha cinta, que les venía como anillo al dedo. Rió feliz el trío, era un detalle perfecto y secreto para con los familiares mochos de las tres familias.








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EL TRUEQUE






Me dijo cambio vestido de novia por una pistola grueso calibre.
















Eva Mondragón

ALBADULAKE


Fue en la sierra mazateca que el músico encontró la desilusión. La vida entera, o al menos sus años de trovador, le venia sonando peregrina y hasta mística la palabra, casi como una clave secreta, un pase mágico. Sonaba la canción que titulaba, entre bulería, tango y rumba, totalmente flamenca. Allí estaban los gitanos, el ritmo de Cristo cargando la cruz, el alma nómada de la humanidad. Soñaba con tocar así. Inocente preguntó a las dos turistas españolas si ellas sabían el significado, casi esperando su ignorancia, y comprobar que era de pocos sabido tal conocimiento. Y ellas se miraron y lo miraron, como queriendo hermanar a México y a España de una vez: es una miscelánea, dijo una, ¿hay aquí de esas tienditas que lo venden todo? preguntó la otra.





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21/4/09

PRUEBA RORSCHACH


Al principio sólo veía manchas. Y un lejano eco a comercial de detergente. Claro que bajo la insistencia de ver más, vio huesos. Con pena aceptó que los de la cadera, y los buscó en un diccionario: Ilio, Pubis e Isquio, para no pasar por ignorante ante el doctor. Luego, un tanto harta de tanta presión en la siguiente sesión dijo que mariposas abiertas. No supo como llegó su interlocutor a la conclusión de que tenía un problema con abrir las piernas y algo sobre su padre en la infancia. El colmo fue cuando quiso que viera más, más allá de las manchas. Ella dijo: más allá, veo papel y tinta, y de un manotazo logró que sus mariposas abiertas volaran por toda la habitación. Abrió la ventana y las dejó ir, y se quedó con todas las ganas del mundo de irse con ellas.






Eva Mondragón

LIPOGRAMA


Sistemáticamente te hago letra y te omito. De mi alfabeto, de mi vocabulario. De toda palabra que te lleve. Ya no serás ni estarás en mis textos, en mis pretextos, ni en mis contextos. Adiós. Se cabo, tu bundnci, hor hblré y escribiré como un cojo. Pero lo prefiero, clro que lo prefiero, me ls sbré reglr. Lo único mlo, es que no podré borrrte de mis lecturs, te veré, inevitble, ms muy discreto, con plumón negro o gom blnc trsré un indiscret equis que me remrqué tu usenci y me consuele como el sesinosuicid grmtico que me hs vuelto.










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20/4/09

PAJARITA DE PAPEL BUSCA



Se busca instructor de papiroflexia para aprender a respirar y hacerlo siete veces antes de cada decisión, de esas importantes. Sobre todo, que sepa de caleidociclos y de desdoblarse eternamente hacia uno o hacia fuera, con la misma facilidad que el samurai obedece al amo. Que sea un amante del papel en blanco y sus dobleces, que no haga falta caligrafía alguna, y por ende pincel, tinta ni ideograma. Un instructor del silencio, de lo concreto. Se le recompensa con paciencia y una taza de te entre cada estructura y arquitectura de papiro y si dan los años, con una casa hecha de hojas bien dobladas y una experta, entonces ya, en origami.







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NOSOTRAS -LAS MUJERES-



...diosas desmemoriadas / hadas despojadas / hechiceras alzheimerizadas / parturientas jubiladas / hembras acosadas / féminas rotas alteradas / pero, eternamente mujeres / mujeres divinas / divinamente apasionadas...









Lilian Ribeiro

EL LÁPIZ DEL SER


En la adolescencia las líneas brotan por sentimientos, por anhelos, después por cariños que tienen rostro, aún platónicos. El lápiz por amor se desvive. Mas después se aleja un tiempo, siempre sucede así. Dormido, paciente, como si él supiera la simiente que en la seguridad de su letargo lo aguarda -lo que contiene- y entonces ya no es sólo el lápiz, es el ser. Pide libertad, liberarse de la trampa, de esta farsa, “libertad encajonada”, límites establecidos, adornados con moños color engaño que los seres no notan. En un cajón reforzado, remachado con la historia y suavizado con la ocupación de la memoria y del pensamiento, con sutiles añadiduras revestidas de aparente vitalidad. Ahora es el ser el que impulsa al lápiz, imposible no salir de ese letargo, la simiente ha dictado que es el tiempo de brotar. El sentimiento oprime el pecho. Certeza de emitir una demanda, libertad del ser, del pensamiento, de no límites, ni murallas. Los seres, entre añadiduras, no se dan cuenta. Escribe lápiz, escribe, que si no escribes yo y mi generación quedamos presos. Libertad de ser habitante del mundo y por qué no, del universo.









Jesús Hernández Barradas

GALILEA


Cuando la vi por vez primera
antes que demonio insufrible
me pareció un angelito,
pero me dijeron que habría de cambiar mi opinión
luego de unos días de vivir con ella.
Pegada a mí todo el tiempo
(por esa suerte de relación aún no viciada)
no me deja leer, ni escribir, ni conversar,
ni comer, ni ver la televisión, y a veces
ni siquiera pensar o ir al baño tranquilamente.
Hablando sin parar, saltando de mueble a mueble,
agarrando (y rompiendo) mis cosas,
haciéndome preguntas abstrusas
o demandándome para juegos cuyas reglas jamás entiendo,
el universo (ay, yo en él) gira en torno a ella.
¡Niña, estate quieta y deja a Alde en paz!, ordena su madre.
Eppur si muove.
(Yo tampoco he cambiado de opinión.)








Aldebarán Toledo

13/4/09

LA ETERNA TEJEDORA



Tú llegaste a mis oídos como chorro de agua / a escurrirse por mis venas / adentrándose en espiral hasta transformarte en un susurro cálido / tocándome / e s t i r a n d o m e / hasta despertar la niña tendida sobre el verde llano / sus ojos verdes-esmeralda se abrieron para recibirte y abrazarte y de su sonrisa colmada de miel balbucea: - ¿me escuchas? / -¿quién soy? / soy una niña afortunada / una mujer elegida / así me he sentido siempre / una enorme estrella me envuelve cobijándome / así me he sentido siempre / suave por la vida en un eterno ir y venir / soy la heredera de la luz / la eterna tejedora / todo lo que llega a mi se transforma en ORO.







Lilian Ribeiro

TIEMPO DE SER



Aquí estoy y lo sé / lo sé todo / todo lo que es ser / ser vida / vivir la vida / sentirla a todo instante. El tiempo y el espacio se mezclan y se hacen uno en un solo espacio movido por el ritmo sintonizado por el mismo tiempo / el tiempo que te detiene en tu propio espacio / espacio que te tiene y se detiene con tu tiempo de Ser.

















Lilian Ribeiro

7/4/09

UNA FLOREADA JARDINERA DE ABRIL


A dónde irán. Podrán oírnos o vernos. Se convertirán en energía, en esencia, flotaran ya sin el tedioso peso del cuerpo.
Si el tiempo recorre paralelo la cinta sinfín del infinito, las vidas futuras y pasadas son las protagonistas de todo el tiempo, vamos y venimos sobre ese devenir ya sin apegos, sin preocupaciones corporales, flotaremos cual ligeros vientos, a veces seremos lluvia, a veces trueno, a veces acompañaremos al sol o a Quetzalcoatl, o a la luz del amanecer. Siempre seremos algo: polvo de estrella, energía luminosa, fuego fatuo, recuerdo en alguna carta o retrato, sueño nostálgico, colección de algún museo, personaje de algún cuento, o como tú, una floreada jardinera.
Siempre es abril.








Colibrí de Caranalio

6/4/09

COSAS QUE MATAN


Silvina supo que podía morir joven el día que el corazón le dejó de latir al lavar los trastes del desayuno. Sé limitó a decírselo a su abuela, quien la sentó en la cama y le puso una foto sepia, a esta edad yo debí morir, le dijo. La abuela llevaba un vestido a las rodillas, cargaba a su madre y su hijo mayor le daba la mano. Es buena edad para morir cuando uno ya acabo de subir la escalera. La bajada duele. Silvina guardó en su delantal la foto. Cuando el corazón le fallaba la repasaba dudosa. Enterró a la abuela, a su madre y hasta a su tío, y como supo que estaba en los últimos peldaños nunca más se puso el delantal.








Eva Mondragón

LOS MUERTOS (VI)



Al abuelo le debo una disculpa. Murió cuando tuvo la certeza de que debía morir para preservar su independencia. Como en vida, lo dejó todo bien atado. Organizó hasta el último detalle de su entierro. Horas después de su deceso, un Mercedes fúnebre, lleno de coronas de flores -que él mismo había encargado- y un chofer ceremonioso vinieron a buscarnos a casa para llevarnos al cementerio. Al abuelo hoy le debo una disculpa: me reí sin parar durante todo el trayecto. Quizá fueron los nervios estúpidos, el pavor ante el abismo de un hombre meticuloso, mi abuelo. Tuvo la lucidez, con más de noventa años, y unas piernas que no le respondían, de dejarlo todo preparado. Los coches fúnebres fueron terriblemente puntuales, como mi abuelo a la hora de morir: un segundo antes de dejar de ser dueño de sí mismo. En aquella ocasión, ahora lo pienso, me reí por pura pena, porque nunca supe darle las gracias por su orgullo castellano. El que, en buena parte, he heredado.






Milena

/\ /\/ /\ Y LAS COSAS QUE /\ /\/\ /\


Están entre el laberinto y la biblioteca. Pareciera que ama las brújulas y el abecedario, cuando en realidad los puentes y las escaleras le son más gratos. El destierro y signo de Etemenaki hace que las torres le den nostalgia, cosa que ama, y sobre todo los faros, los puertos, los barcos y las olas, que le significan viaje y saudade. Ama sus alas rotas, sus pies mínimos y sus cabellos negros. Los umbrales, las puertas, las llaves, aunque ni los cruce, las toque o las use. En sí, son las ideas, y más está, este espacio entre tus ojos y sus letras, prudente distancia que con un poco más, sería la de un beso a punto de cerrarse, de nacer.






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2/4/09

EL DESFILE


Levantaron las antorchas en un desfile giratorio mientras que los azules penachos de maíz agitaron sus manos en ceremonial comparsa. Miraba inquieta Antulia aquellas torres humanas que se ensortijaban en la esquina de la ciudad morada. Sus manos blancas rozaban el crucifijo que pendía de su cabellera espumosa, los ancianos policías se le acercaban y pedían con lágrimas que huyera pronto, que iban a vociferar su nombre y los aplausos caerían sobre ella, no podría escapar nunca. Ella simplemente sonrío y se llevó el crucifijo a la boca y con cínica serenidad, levantó la mano y se esfumó.









Luis Vega