31/10/09

EK DO TIN CHAR



Tei quedina, tiki taka, tátom, tá gadigene dá, repetía la bailarina de odissi. Sus pies pintados de rojo, raíces. El sari azul empapado, calor en el templo. El bindi dorado aún muy bien puesto en la frente brillante. Los cascabeles plata en los tobillos parecían responderle a modo de lluvia verde: tei quedina, tiki taka, tátom, tá gadigene dá. Repatía la bailarina en Odessa, cuando baila está casada con su dios devorador de mantequilla y amante de la flauta. Uno, dos, tres cuatro, ek do, tin, char. Ella lo venera con todo su cuerpo. Danza, y ama el silencio que rompe y su cansancio que no la cansa. Cuenta sus pasos, canta la oración, esta noche de bodas quiere entregarse hasta el desmayo.














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Ana Valderrama

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