14/10/09

GERUNDIO



Habiéndole mirado, diciendo pormenores y estando acariciando al gato, apareciose súbitamente el gerundio obstinando en su cabeza. No había cómos que responder, mas soportando el silencio, presenciando todo, estuvo sosteniéndole la mirada al minino, el cual, maullando, saltó de sus piernas. Susurrando se quedó solo, bebiéndole a la botella, recorriéndola todita, maldiciéndosela toda. Habiéndola tenido ya no le cobraría las malas andadas por las malas. Olvidándosele la vida, estando en la mecedora, envenenándose, súbitamente desapareció el gerundio.












Eva Mondragón
Ana Valderrama

0 comentarios: