5/11/09

LA FIRME CERTEZA DE LO IDEAL


En la distancia los vi llegar, dos caballeros de escolta ceñidos en metal, preceden a un hombre que es más que un hombre.
No pude contener mi entusiasmo que exaltó la esperanza en un grito ahogado, anuncié su llegada con mi boca temblorosa, y todos se apretujaron en una masa humana que clamó por su soberano, al fin, entró a la ciudadela y las voces fueron la extensión de las manos que quisieron tocar la figura majestuosa, el yelmo fue retirado por sus manos firmes y dejó al descubierto su presencia, comparable a los cielos estivales. Con voz sonora anunció:
“Hemos triunfado, porque el triunfo sobre la guerra es la paz, nosotros la hemos conquistado con nuestra rendición”, las palabras fueron como ecos divinos, la gente aplaudió a su rey, todos le alabaron como un dios hecho carne.
El pueblo en cautiverio y sin patria no dejó de extasiarse por su Monarca triunfante, todavía hoy, cien años después.




Iván Flores

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