18/11/09

LA PRIMERA NOCHE



El poeta del kimono se revuelve en su ataúd y grita: La poesía no existe. La poesía no existe. Las manos le tiemblan como si tocara las maracas. No existe. No existe. La poesía no existe. Tú tampoco wey, ya cállate y deja dormir, dice el vecino de al lado. El poeta del kimono se pone chungo y entonces comienza a canturrear lo de Mecano: Hoy no me puedo levantar. Hoy no me puedo levantar.
















Danner González-Bravo

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