23/4/09

UNA TARDE DE TORMENTA


Mi papá me tomaba de la mano, el olor de la tierra mojada y del pasto a punto de retoñar me hizo asomarme a la ventana, entonces observamos la caída de la lluvia taumaturga:
La lluvia arreció, un rayo ―me dijo él ― Ese, el que escapó del río.

Tumbó un árbol y lo hizo tan fuerte que pareció que Dios se enojaba de nuestro morbo. Al rato, me dolía la cabeza por la luz eterna y el fragoroso ruido.

A la mañana siguiente se encontraron los destrozos de la tormenta, el árbol tapaba el paso de los cayucos, los pescadores echaron mano de hombres y mujeres fuertes para quitar el gran tronco, lográndolo durante el día.

La lluvia duró toda la semana, y días después seguía sin calmarse la tempestad. Luego fue cuando mi padre desapareció, se fue por el río una tarde de tormenta para regresar al rayo de vuelta.





Sagrario Callejas

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