24/7/09

LA FE DE ERRATAS



Un día histérico fue a ver al médico, la receta: ya tranquilizarse, comer fibra, darse un tiempo para sí, no estar tanto frente al monitor y dejar el café. Casi todo lo mató de un tiró frenético, el plan fue cenar sendos tazones con esos cereales cartón y pasar parte de la mañana en la taza del baño leyendo algún buen clásico, sin estrés, inhalando y exhalando sus propias flatulencias, en una meditación sobre la nada, para luego salir gritándoles a todos en la redacción lo lento, malos y atrasados que estaban. El café, ése no pudo dejarlo.








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