7/5/09

EL OMNÍGLOTA


[Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo,
y hagámonos un nombre por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
Génesis, 11:4
]

Bazil hablaba y escribía con envidiable perfección todos los idiomas de la Tierra. Sentado en su escritorio, en el medio del silencio y bajo la apenas luz de una lámpara, fatigaba las horas en el oficio de la traducción. Incontables volúmenes y manuscritos se erguían por todo el suelo de su habitación hasta rozar el techo. Una babel se extendía desde su cerebro hasta la punta de su lengua y por todas las afluentes de su pluma.
Y descendió Jehová. Lo dispersó y confundió sus pedazos el 26 de abril de 1937, con las primeras bombas de la legión germana.






Aldebarán Toledo

0 comentarios: