19/5/09

CON EL PERMISO DE CARTESIUS


Su cráneo impacto en el suelo. Y ya no era sino pedazos. Lo absurdo de su caída sólo fue comparable con mis ganas de reunirla. Porque ahí estaban, en el suelo, entre mis manos: una niña diminuta pedaleando el triciclo rosa, los ojos de la madre de su madre, un pupitre de escuela donde pegaba chicles, ella para mí bajo las sábanas, cuatro cachorros en una caja de cartón, los ladridos en la noche, olores, palabras, abstracciones y objetos quebrados. Y ya no era sino un ejército de cucarachas agonizantes. Como cuando se irrumpe con veneno en los rincones de la casa.










Anónimo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Falta el acento en "impactó".

Anónimo dijo...

Mmm... Caray... Esto es difícil. ¿Tú qué opinas, anónimo/a?

El título, en definitiva, te lo deben cambiar porque es completamente "nonsense" y no da crédito a que este cuento(esta versión) ahora es tuyo.

Creo que le faltaron palabras; ¿no? Si yo no supiera cuál es la idea central (¿la sé realmente?; ¿cómo sé que tu idea ya no se parece o ha dejado por completo de ser la mía?); digo, si no la supiera, no agarraría la onda en las primeras tres lecturas. ¿Es problema del lector o de quien escribe?

Cosa curiosa: se puede dejar un texto intacto y sólo cambiar el nombre del autor y ya sería otro texto cuyo sentido original (si tal cosa existe) ya no sería tan claro. (¿Alguien recuerda el Pierre Menard, de Borges?)

Si a gustos personales: yo defiendo todavía algunas imágenes, algunas palabras, y algunos sonidos que había escrito en la primera versión. Mi garrulería, pues.

Bueno, ahora te toca proponer un ejercicio a ti.

[Aldebarán Toledo]

Anónimo dijo...

Un microrrelato, máximo veinte palabras, que recoja la esencia del dualismo cartesiano. ¿Podría ser? Sintetizar lo sintetizado. Un microrrelato desnudo. Bssss