6/5/09

LA VIDA EN UN TIC TAC


Sentada en su escritorio, dedicada a su tarea. Cuando se acercaban a saludarla era una figurilla que sólo movía el rabillo del ojo para mirar el entorno. Nadie sabía su nombre, emitía una mueca que podría interpretarse como sonrisa.
Si no fuera por el ligero “tic tac, tic tac” que emitía su teclado, hubiera jurado que no se movía, que no respiraba, que era parte del mobiliario, una saliente de la silla. Me pregunté si tendría un número de registro en el inventario. Estaba día a día, tarde tras tarde, noche tras noche; llegaba primero que todos; se iba cuando el vigilante apagaba la luz. Nunca toqué su mano, nunca emitió un olor a perfume o su paraguas se mojó con la brisa de verano. No tenía voz, sólo su “tic tac” hablaba, sólo esa mísera pista de su existir compartía con el mundo entero, su vida parecía un tic tras un tac eterno.
Siempre me pregunté si alguien habrá leído una línea de lo que aquel personaje tecleaba, o era tan inútil lo que hacía como todo lo demás que la rodeaba, ¿a quién le serviría toda esa vida de tic tac? nunca lo supe.








Colibrí de Caranalio

1 comentarios:

Anónimo dijo...

¿De verdad no hay nadie que cheque la ortografía antes de que se publiquen los textos?