8/6/09

INTRASCENDENCIA



Trató de llegar a mi vida, pero el “tú me entiendes” lo evitó porque yo buscaba comunicación y sus palabras nacientes sólo exigían el final de las mías.
Trató de iluminar mi vida hablando de mil cosas, pero sólo ocupaba cuatrocientas, porque con el “tú me entiendes” se brincaba hasta el final (De tener mensaje, seguramente las seiscientas hubiesen tenido voz, pero…).
Y mi romance terminó.
Y cuando sus palabras ya no necesitaron de las mías, las mías empezaron a conocer lo que vale transitar desde un principio que, por ser completo y recíproco, vale bien seguirlo hasta el final.








María Esther Cardeña Gasca

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