30/9/09

ANÓMALO



Ahí, con la vista al horizonte que se va tras repetir fervientemente lo que hayas pensado, lo que hayas sentido, lo que quieras seguir. Esto es para tu espíritu. Luego dirás a tu cuerpo lo siguiente – Oh venerado: aquí se separan nuestros caminos, te pido y te doy gracias por ser compañero mío sin merecerlo yo, tu materia modelable para cumplir nuestro camino, nuestro deseo. – Recuerda que tiene que ser más pequeño para que toda aquella materia pase a la Tierra y ahí se estabilice sin hacer daño. Inmediatamente saltarás del peñasco negro, el que está precisamente en la punta oeste del precipicio del monte quebrado.







M. D.

1 comentarios:

Cien Palabras dijo...

Bienvenido M.D.

Espero no sea el único relato que nos llegue de ti.

Saludos de /\\/