9/9/09

SORPRESA


Bajo el sol conversadero de los adultos, el niño se sienta con los codos apoyados en sus rodillas. Su casa está dispuesta para la grúa, mientras los postes telefónicos se mueven de sitio y rompen filas. Todo lo que se necesita es colocar perlas en los cables abandonados. El niño sabe que, de dar un mordisco a la fruta, escurrirá música.
Este niño cuenta con su imaginación ilesa entre los poliedros de juguete.
Su nombre es Asombro.




















Gabriel Fuster

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