30/9/09

SEPELIO EN LA PLAYA



Recogieron los huesos de la mesa y sepultaron al anciano en la duna. Los niños jugaban con su sombra mientras el pastor tartamudeaba algunos versos encontrados en el lugar de su deceso. Nadie le lloró pues la familia se entretenía edificando un busto en la arena. A falta de cuervos las gaviotas se arremolinaban en aquella tumba de amarillentas hormigas que se suicidaban con las arterías carcomidas. No lo conocían, sólo cuentan que una tarde olvidada entró a la casa gateando y quedó adherido a la mesa. Ninguno de la familia se cercioró de su presencia. Hasta que hubo hambre.









Luis Vega

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