El día del simulacro en el edificio de gobierno a todos nos sacaron al patio, por un imaginario y mal entendido sismo de nivel 8.5 (de haber uno, ni tiempo nos da de bajar). Luego, ya afuera, se pusieron a quemar cosas para demostrar, sin lugar a dudas que, si hubiera un corto por la cafetera, todos moriríamos gracias a su poco entrenamiento. Casi incendian el puente peatonal interno al querer presumir la pipa con la que cuenta las instalaciones. Risa me dio cuando quise salir de allí y me la hicieron de tos para abrirme las rejas, tenía que chutarme todo el ejercicio, era el día de seguridad y prevención. Nadie supo a ciencia cierta en el peligro que estuvo. Pero si algo les salía mal, estábamos totalmente encerrados y la marabunta que se armaba por el pánico hubiera matado a varios. Una vez más constaté que las masas nunca tienen la razón, sólo se mueven para donde creen que es la salida de emergencia.
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