17/9/08

LAS NUEVAS ESTADÍSTICAS


Le tocó parada. Con la derecha se sostenía del tubo de un asiento, el resto del cuerpo era cobijado por los otros pasajeros. Sentía los empujones y el sudor de todos. Se le hacía tarde, miró su muñeca y su reloj no estaba. Un carterista astuto acababa de hacer de las suyas. No estaba dispuesta a ser una más de las estadísticas. Afiló la mirada, uno de ellos debía ser. El sospechoso, el joven flaco malandro de su derecha. Sacó su lima de metal, discreta le susurró, firme, mientras enterraba en las costillas del tipo la lima, pon mi reloj en la bolsa. Contenta comprobó que la obedecían. Se sentía fuerte. En su bolsa llevaba la victoria. Caminó a casa cual pavo real. Al entrar palideció. En la mesita de la entrada su reloj. Acababa de contribuir a las estadísticas.





/\\/

1 comentarios:

Unknown dijo...

A ve que gusto leer tus cien palabras y que sorprendente final ¡gulp!...
y uno que nunca quiciera ser otro numerito.
Ni hablur esta vida es un albur.
Suerte con Cien palabras y bienvenido el blog.
Salvador