11/9/08

NOSTALGIA INALCANZABLE


Esa mañana amaneció con la certeza absoluta de cómo destilar la nostalgia. La guardó en un frasquito y se dio cuenta de su escaso valor comercial. No era nada atractivo ir por la vida oliendo a recuerdos anhelados. Pero una clínica que te destilara de ellos era otro cantar. Sobre todo si lograba promover su teoría de que, sin nostalgia, uno rejuvenece. Pronto se llenó de clientas frecuentes que añoraban un rostro y un cuerpo que nunca habían tenido. Materia totalmente apartada de la melancolía. Fue así que descubrió que a falta de extrañar el pasado, uno empieza a extrañar un futuro inalcanzable.

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