Ella sufre con el gozo, muriéndose con la dicha; en almohadas de piedra cosecha el fruto legítimo.
Mientras el sol la fecunda, la sombra acoge el grito: las piedras cual palanquín, guían su alma al universo.
¡Pulso guerrero y agonizante, que en ignota tumba duermes!, ¡tu infinita gloria es ahora inscrita en toscas figuras! Eres la envidia del macho y los celos del armado.
Tu vasta prole ha nacido, ¡Protégela a la distancia, en tu bello firmamento!
Mientras el sol la fecunda, la sombra acoge el grito: las piedras cual palanquín, guían su alma al universo.
¡Pulso guerrero y agonizante, que en ignota tumba duermes!, ¡tu infinita gloria es ahora inscrita en toscas figuras! Eres la envidia del macho y los celos del armado.
Tu vasta prole ha nacido, ¡Protégela a la distancia, en tu bello firmamento!
Fernando Zavaleta Bustos
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