30/1/09

EL CAZADOR



Lo primero que hago en las fiestas familiares a las que me invitan mis amigos, mis novias o sin querer, algún compañero de trabajo, es escabullirme con algún falso pretexto al baño, después de salir de éste, busco alguna habitación y al estar en ella me detengo en el closet. Soy un cazador muy exquisito y mi presa hasta la fecha sólo ha existido en un lugar, el closet de mi abuela: esa fragancia dulce y húmeda, a guardado y a acomodo, única, que hasta la fecha no he logrado atrapar de nuevo. El momento de olfatear por dentro es lo que me emociona, supongo que es similar al suspenso del disparo, cuando lo voy reconociendo, como parecido u opuesto, vienen sin querer los recuerdos de cuando, literalmente, vivía en el closet, allí me guardaban para que mi padre no me viera. Pero los ruidos de la fiesta me regresan y me doy cuenta de que mi cacería sigue y de que yo soy un sobreviviente.





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