30/1/09

FRAGMENTOS DESCALZOS


A mamá le amputaron la pierna izquierda. A la altura de la rodilla. Demasiado azúcar. Eso entendí. Una hora después de la cirugía, la doctora nos convocó en su despacho. Sin comentario alguno se nos hizo entrega de la piernita de mamá, envuelta en papel de seda, y acomodada en una caja de zapatos negra. Muy propia.
Salimos del hospital en silencio con aquel ataúd de cartón y la extremidad inerme cada vez más fría. La enterramos en el valle.
Mientras, en un pasillo del hospital, mamá soñaba con su pie descalzo.
Cuando despertó, metió la cabeza bajo las sábanas y descubrió la ausencia. Sólo entonces la tierra tembló de veras. Mamá, a patadas, se defendía del expolio. De la burla.
Nunca tuvo zapatos.






Mónica Sánchez

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo un cuento encerrado y abierto por todo lados, dice mucho sin decirlo pero lo que dice es justo lo necesario para enterarnos. Me gusto mucho.