Sepulté unas cuantas ramas de la noche para que se ahuyentaran las palabras toscas de algunos reptiles anidados en mi cabeza. Rasqué a la tierra para liberarme un poco de la tempestad que me arrinconaba a hacer lo que estaba haciendo. Miré a todas partes. Nada. Pude colocar el pequeño féretro y supe que estaba maravillando a la muerte, que se alegraba de mi oculto acto.
Alargué mis tentáculos y fragmenté las piezas del rompecabezas que los ladridos escondidos en mis oídos perturbaban. Simulé que continuaba viendo el televisor con mis padres. Fue entonces cuando descubrieron mi minúsculo funeral
Luis Vega
3 comentarios:
ho0la la verdad m gusto mucho lo que escribiste ... saludos. soy
mayra
Hermano ke chido tenerte de regreso en este blog ke na mas vale la pena x trabajos como el tuyo
Yaa, se honesto, a quien te hechaste??
jejeje mala broma
saludando nomas (:
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