18/1/09

INDUCTANCIA CUTÁNEA


Imagínese usted que llevo más de 15 mudanzas desde que llegué a estudiar hace seis años. Empecé en estancias de pupilos, luego compartí con estudiantes varias casas y desde que trabajo, he rentado un departamentito, un cuartucho y dos pisos. Pero mis varias mudanzas no vaya usted a creer que se deban a que no encajo o a que la gente se arrepiente de vivir conmigo. Soy bastante llevadera, pero corriente. O más bien, muy buena conductora de ésta. O vaya usted a saber qué cosa. Desde niña los relojes se me quedaban sin pila a los dos días de usarlos. Abrir puertas metálicas es un peligro para mí, pues a veces hasta saco chispas y los toques son capaces de aventarme muy lejos, y ni se diga de andar descalza y prender algún aparato eléctrico. Dos rayos han estado a punto de caerme encima, lo juro. Y lo que le pido, ahora que es mi casera, es que cancele el contrato de luz de este lugar. Empiezo por fundir los focos, lo cual no es gran problema, luego, sencillamente estallan cuando los prendo, pero termina llegando una cuenta a pagar que nadie entiende de dónde sale. Si usted está de acuerdo, sólo mueva la cabeza, no me de la mano, que todavía debo el servicio de tres funerales.





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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó. Espero que no se funda mi pantalla por la interacción.

Anónimo dijo...

Jaja... suele suceder y no pasa hasta que sucede...y no lo sé pero lo supongo, dijo el poeta.