27/11/08

EL MILAGRO EXILIADO


A nadie le agradaba Froilán.
Siempre oscuro, a pesar de que sus ropas fuesen claras, simplemente los colores desaparecían cuando tocaban su persona. En realidad, no se podía decir que fuera malo o insidioso; era su presencia la que llevaba a cuestas un halo oscuro, así lo percibía la gente y hasta los ciegos lo corroboraban. Era extraño encontrar a alguien así en esta comarca, donde éramos como una familia, donde nada malo ocurrió desde hace años. El nuestro, era un lugar que a menudo envidiaban nuestros vecinos quienes aseguraron vivir agobiados de los peores pecados.
Pero estaba Froilán, el lunar de nuestra sociedad, al que le pedimos un día que se fuera; no hubo emoción en su rostro y en un abrir y cerrar de ojos se disolvió en una espesa nube, tan densa que nuestro asombro enmudeció. La nube se elevó y dejó caer una lluvia torrencial que no dejó nada seco, y sentimos que surgió con el agua nuestra verdadera naturaleza, el bienestar se diluyó con su fluir al convertirnos de nuevo en hombres.
Desde entonces las cosas cambiaron, nuestra comunidad se convirtió en una más, pero tenemos fe que un día volverá aquel que nos limpie de todo mal.


Iván Flores

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