3/11/08

LECCIONES DE VIDA



La primera fue de esa estúpida que soltó la carcajada que cimbró el salón cuando me caí frente a todos. La segunda fue del que se quiso pasar de listo en la tardeada y se lo contó a medio mundo. Siguió la vecina que me vio vomitando (pedísima) en la esquina. ¡Mis papás casi me matan! Luego el pinche taxista que se enojó porque no llevaba dinero y le iba a hablar a la policía. Yo no le puse el cuerno a mi novio, su hermana pendeja que no me quería lo inventó.

Las siguientes fueron sólo para perfeccionar la técnica. Cortar lo necesario, no tres cuartos, no de más; con paladar y encías intactos, me fue bien.

No fueron muchas en quince años, las suficientes para darme cuenta que mi abue estaba equivocada. La lengua no acaba con la vida de nadie, las manos sí.

Maggie Rockdriguez

0 comentarios: