3/10/08

DAS ANDERE


Se termina de bañar y entre el vapor y la blancura busca el espejo. Sus dedos lanzan el brochazo para verse. Los poros empiezan a sudar y perlan su rostro. Tiene que sacar la lengua para cerciorarse de que todo esté bien. Son los ruidos de cristal roto y el barullo que se arma del otro lado, en su habitación, los que la petrifican. Alguien está desordenando todo. Se acorruca a los pies de la puerta, evita temblar y emitir ruidos. El silencio no llega. El vapor y la blancura no se van. De vez en vez busca el espejo. Ya nada esta bien, con el tiempo ha ido perdiendo cabello y hasta algunos dientes.







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