3/10/08

EL GRAFOGRAFÓGRAFO


Escribo. Escribo que escribo.
–Salvador Elizondo

Escribió en el cuaderno de notas, antes de dormir: Para el escritor, el mundo es un pre-texto. La sentencia era errónea, o mejor dicho inexacta. A la mañana siguiente, cuando despertó, advirtió con asombro y no sin temor que las torres en el tablero de ajedrez se habían vuelto tes en trazo perfecto, tipográfico. Por la ventana de su habitación vio, como antes tantas veces, el mar, simplificado ahora en una sucesión infinita de emes que se rompían en las rocas, y divisó las aves, que no eran ya sino la segunda letra de su genérico nombre aleteando en el blancuzco firmamento. Prendió un cigarro para calmar la ansiedad, mas el humo que se desvanecía en lentos nueves acabó por alarmarlo. Casi pierde la cabeza cuando se miró en el espejo convertido en una escueta i [del personal pronoun], y en su diminuto rostro ya moqueaba la jota entre sus ojos aterrados.








Aldebarán Toledo

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