14/10/08

MISLEVA BOSCOSA


La luminosa ventana cerrada. El polvo, bolitas de luz. Cansada Misleva leía. El calido rayo cubría sus piernas como un chal. Todo la arropaba y palabra a palabra la arrancaba de los negros párrafos. El libro se quedó quieto en sus piernas y se hizo semilla. Germinó tan cerquita de su vientre. Lo primero en cubrirse de enredaderas fue la silla, con sus pies se mezclaron las raíces, los pastos invadían velozmente las patas de cada mueble. De su cabello surgió el árbol que invadió todo el techo, venía con miles de diminutos pajaritos cantores que saltaban de rama en rama. Y de su ombligo, pechos y cuello, gota a gota, empezó a escurrir el manantial del bosque.







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1 comentarios:

Dani dijo...

A juicio personal me parece uno de los mejores relatos del blog;
saludos.