9/10/08

UN DÍA CUALQUIERA



El centro es el punto de atención y más allá de los contornos todo es incierto. Con la fuerza monumental de un dedo se desata el trueno, que en vez de tormenta le acontece el silencio, el resultado es claro: el motivo de atención yace en un nicho escondido, y allí mismo su mirada confundida escruta en la distancia el origen del miedo.
Se termina el día, pero mañana será el centro nuevamente el punto de partida.
Y así, cada quien al abrigo de la noche sueña uno en vivir, mientras el otro piensa en comerse al soñante, son protagonistas de un día cualquiera: un cazador y su presa.







Iván Flores

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