9/10/08

MI QUERIDA ESPERANZA:




La esperé en la Espera, pero como era de esperar, la angustia no esperó y huí. Quizá usted también me esperó, pero la esperanza cesó y en espera quedó.
Para la próxima cita la espero en el Castillo de Fatetar, a ver si nos desesperamos juntos.
No suponga que me arrepiento, mire que no he esperado en vano, y que la espera me esperanza, pero vine a esperarle con esperanzadora espera, a esperarle esperanzado con la eterna esperanza.






Sagrario Callejas

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