28/10/08

A IMAGEN Y SEMEJANZA


Doña Inés fue siempre buena, virgen hasta el matrimonio, nada de palabrotas
ni costumbres arteras, no jugó a las cartas, no mintió, no fumó, no bebió, y no hablemos de otras cosas.


Ahora moribunda en su lecho, piensa que las misas y tantos sacrificios han valido la pena. Por fin irá al cielo y se presentará con Dios muy orgullosa de sus claras y limpias cuentas. No obstante en la puerta un San Pedro confundido le dice que el barbón se ha largado después de una tremenda noche de alcoholes, que se le subieron los ánimos y cambió dos o tres eternidades por media vida mortal allá en la Tierra.



Gabriel Gutiérrez-Ferri

1 comentarios:

Unknown dijo...

Nooo!! Doña Inés "se salvo" pobre, eternamente infeliz...:(