15/12/08

AL SOL CON CEMENTO


La constructora adquirió esos terrenos para hacer de esas casitas grises interminables. Talan todo. Aplanan con vehemencia. Excavan para rellenar. A la mitad de la obra uno de los obreros descubre el esqueleto de lo que bien parece un elefante. Veinte minutos después el ingeniero a cargo manda echar allí todo el cemento disponible en las revolvedoras. Elefante, mamut o dinosaurio, o fuera lo que fuere, es un peligro para las viviendas del porvenir. No les vayan a parar la obra una bola de académicos. A partir de allí, cada tanto se hacen placas de cemento. A lo lejos esos terrenos parecen un cementerio de gigantes.

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