25/3/09

DE MAÑANA


Demasiado licor ayer, me dijo, cuando el sol clandestino arribó en nuestras sábanas. Había regresado de una ciudad lejana, arrobadora, elegante; zapatillas rojas, boina negra y un Delicado apenas rozando sus dedos.
La pasión es una ruina, mi sangre en su persecución de años de no verla:
Fatuo, la espero, insolente se deja esperar.
Cenamos,
bebemos,
llueve,
corremos,
permite que la ame.
Demasiado licor, demasiada noche y demasiado amor,
pero en el luego de la mañana, sólo me quedó la quimera del desamparo.




Sagrario Callejas

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