10/3/09

LOS MUERTOS (IV)


Yo tenía doce años, él diecisiete. Me desmayé y él me tomó en sus brazos. Me pareció muy guapo. Con los años, se hizo ingeniero y solitario. Acudía solo a las fiestas con su pipa vibrante y su amor a las estrellas. Hablaba de las constelaciones, entre científico y amante. Después, no supe más de él. Madrid es fiero y él daba miedo. Tan perfecto y tan triste… En Barcelona, muchos años después, me enteré de su final. Buscó una noche sin estrellas, una curva sin luz, un tren puntual, se tumbó sobre la vía y sólo esperó.












Milena

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