2/3/09

LOS MUERTOS (III)


Le recuerdo libre, sin camisa, moreno, gitano, salvaje. En la intimidad, le llamaba primitivo. Él se reía. Mi amigo primitivo saqueaba la cocina de aquel campamento para, cada noche, llevarme a la tienda una onza de chocolate y regalarme dulzura, como si no fuera suficiente con la dulzura de su piel. Querido. Una vez, nos vimos en la ciudad. Vino a mi casa en moto. Desde aquella torre de quince pisos, contaba cada segundo. En dos horas, no nos dijimos nada. Yo sólo le miraba. Él tenía miedo. Como yo. De vuelta al campamento, volvimos a besarnos. Dormíamos juntos en un saco de plumas. Fueron dos veranos y toda una vida con su nombre inventado muy cerca. Un día dejó una película a medias. Le dijo a sus hermanos que le contasen el final por la mañana. Tomó su moto, derrapó y dejó de ser. Sus hermanos le hicieron el más bello homenaje. Reunir a todos sus amigos, a todos cuantos alguna vez le habíamos querido. Y era primitivo por lo tierno. Fire.







Milena

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La serie de los muertos de Milena me está llegando muy hondo. No sólo por la sensibilidad de los textos sino porque realmente veo vivir a esos muertos que no caen en olvido aunque no me haya topado con ellos, aunque no les haya visto, aunque no les conozca...
El corazón se me pone triste pero también me surge una sonrisa..., están bien resguardados con memoria y literatura.
Gracias.
Hildy Johnson

Cien Palabras dijo...

Bienvenida Hildy Johnson. Sí, Milena está calando en varios lectores cienpalabreros. Al rato subo la siguiente entrega. Espero sigas con esta sensación-sonrisa.

Y sea!!! Memoria y Literatura!!!

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