12/2/09

VIDA DE ESCRITOR


Huye, huye del olvido, como de las oscuras fauces de un monstruo terrible, me dijo mi padre cuando apenas era yo un niño. Desde ese día me hice escritor. Pero aún hay ocasiones, en el decurso de la noche insondable, en que me detengo e inspecciono mi sombra y las cerraduras de la puerta, por temor a la visión aguda y el rastrero olfato de aquella criatura deforme que persigue mi rastro de signos.







Aldebarán Toledo

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito el monstruo?

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Anónimo dijo...

Me gusta, pero eliminaría "noche insondable". Con noche me basta y sobra, yo la dibujo, tras la lectura, según me place; y en la última línea "rastrero" y "rastro" se me hace reiterativo. Pero me gusta.

Anónimo dijo...

Repito: me agradan esos comentarios. Tampoco me gustó lo de "rastrero" e inmediatamente "rastro" pero no encontré un buen sinónimo; y ahora pienso que sería mejor que el olfato fuera el rastrero y no la visión. Pero bueno, echando a perder se aprende. No sé quién seas, pero me recuerdas una declaración de Sergio Pitol: "Yo dudo de cada palabra". [Aldebarán Toledo]

Anónimo dijo...

Por cierto: Gracias por el monstruo, Ana. Está bien chido. [Aldebarán Toledo]

Anónimo dijo...

perfecto, no se diga más, iba a seguir buscando, pues no es de mano infante... pero está debajo de la cama... le hago algún cambio al cuento? por aquello de que se puede hacer detalles a toda escueltura en piedra.

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Anónimo dijo...

Fe de erratas:
"por temor a la visión aguda y el rastrero olfato"

Gracias, editora.